balada para Elisa
Anoto, borro, escribo…
Busco respuestas, ¿ Quizás narrando ?, lo más claro posible , correr la tinta…
Paso mis palmas que rozan los frontispicios, acarició los capiteles, me persigno ante los retablos, mis manos buscan en vano la ciencia del tiempo, escucho las campanas, acogerme a su repicar, alguna nota que acalle .
Camino entonces por la mitad de la calle, buscando pisadas de ayer o de alguna sociedad secreta que tenga la alquimia, que me acabe de desbarrancar o al fin me eleve.
Bajo el manto del templo miro a todos que al resbalar las hostia comulgan, pero sólo uno bebe el vino, -hermosa lección-.
Nadie es dueño de sí, ¡Cuantas cosas suceden a destiempo ¡
Es medio día y ya quiero mirar estrellas.
¿ Porque, tengo que confesar ¿, porque no solo derramar todo en la mórbida caldera, lo de ayer, lo de hoy, lo de siempre, que todo arda en feroces brazas y solo dejarme para sí, la sonrisa franca del maniquí, no sería entonces todo mejor, el sí y el no incuestionable.
¿Cuantas demandas ofrece la existencia?, Jornadas completas a la soledad.
La nave de la Iglesia resulta sofocante, no hay albergue posible, - el aleteo de una abeja me saca del recinto -.
Pasa un momento mas y el pueblecito va la carga para tostar mi rostro, al mismo tiempo el horizonte se enciende, el aire se comienza a oxidar.
No ha lugar, sentencia el Juez, el asunto es tardío, como explicar y convencer de su vigencia, a quien gritar, …y escuche.
No, Elisa, al fin tu nombre, ¡ Donde están los profetas ¡, parla el erudito, ecuación imposible.
Un grupo de jovencitas, se ríe sobre las hojas del papel en blanco cuando atraviesan la plaza, - es burla -, la obligación me lleva a aclarar este asunto, ¿ Cuantas congojas ? , aquí la meditación es imposible, ahora un ebrio, ahora un niño, ¿ Donde está la voluntad de los ciegos ?.
Busco en los himnos, en los salmos, en los versos y hasta en el rincón intimo de las oraciones. Siguen los años y lo que empezó no concluye, vive con la fuerza que no cede, se le ha privado del aire, del agua, de la noche y del día y contra toda ciencia, no cede, no merma, no apaga, no desvanece, ni menos extingue, ¿ cómo explicarlo ?. La distancia no es antídoto…jamás releer lo de algún día…son apuntes de cabecera.
Quizás ese par de ancianos deban saberlo, gesticulan las respuesta, pero un par de adolecentes escandalosos que se mordisquean el cuello me impiden escucharla, ellos ajenos no miran al resto del comercio, acá el mercachifle ofrece mariposas de colores clavadas en un tablón, cierro los ojos mejor, me irrita la alegoría, todo y no medianamente me aproxima a la vida. Sin historia no hay principio, me niego a la amistad a pesar de ser balsámica, soy una inquietud aislada y el pueblo se esconde para dormitar la siesta y soñar. Pero las letras se me descomponen, hago una pausa.
Hablo para mí mismo y lanzo coplas al espacio a golpe de calor la tarde. Volteo irremediable, una novia atontada demanda a gritos su virginidad.
Si el precio de un Agosto es un Noviembre, no vale el costo, vago de norte a sur, se me antoja el color del vino, ¿cuántos agentes químicos necesitan la yerbas para obtener su apetecible tono?, ¡Trocar vino por miel ¡ y acíbar un mejor destino.
Justo hay un encuentro, marcado años atrás, aquí en la escalinata, te da por sonreír.
Nunca más borrar la sonrisa de tu rostro, no hay encanto sin la mueca que dibujas. Debo mantener en vilo la doctrina de la reencarnación, me santiguo, mi jornada va en término, elijo un árbol que dispersa una amplia sombra, el viento patea mis notas, recojo todas salvo una, la del final, la persigo, me elude, por fin la alcanzo, desisto que caso tiene…esta en blanco.
Comentarios