Diario de una buena vecina
Diario de una buena vecina
Doris Lessing
Premio Nobel de literatura 2007
Ediciones Gandhi
Nunca imaginó Janna que al tomar la receta de la anciana ,como un gesto amable, tomaba con ella el alma de la bruja, de ojos vivos y feroces, pero cargados de vida y ternura.
Como el bebe que abraza con su mano el dedo del padre por primera vez, para no soltarlo nunca, así nuestra anciana Maudie, se aferro a Janna para nunca zafarse, pues en ella encontró la vida que le faltaba, el oído, el hombro , el brazo, la caricia , la mano , la sonrisa, , la enfermera, la cocinera, la amiga, si todo eso representaba la dama elegante que de vez en tarde la visito del día uno al último y le regalo la mejor de la vida a la tierna bruja, pues le hizo recordar que en algún tiempo fue la mejor sombrerera, que tuvo un hombre y un hijo, que también en su vida hubo primaveras .
Nunca se le quito lo hosca, pues este virus la invadió desde los tiempos duros la guerra y sentó sus reales en el enjuto cuerpo que ahora es una estampa de huesos envueltos en cueros de color amarillo.
Janna que habito en mundos paralelos a partir de entonces, en donde en uno de ellos el alimento exquisito y en pausas era el glamour y el confort y en el otro la humanidad se tragaba a puños, sin delicadezas, donde el exquisito aroma del perfume de la mañana, se perdía en la tarde tras el fétido y agrio humor de los pellejos húmedos de orín y sucios de mierda marrón de la vieja incontinente, que la recibía con rabia hacia ella misma y que Janna traducía en ternura y cuidado.
Cada tarde que Janna visito a la amiga anciana, fue cambiar de golpe por voluntad o culpa, la cálida primavera por un invierno crudo , pero en el transe descubrió que hasta en el más agreste de los climas, brotan flores bellas.
Una exquisita novela, que nos arroja a nuestra próxima e inevitable realidad, la vejez que nos espera a unos antes o otros un rato después, a donde la soledad será compañera si gozas de salud y compañía pero sin estas, que seremos entonces sino un bulto envuelto en sus miserias, y no quedara espacio ni para las nostalgias.
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